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Los psicólogos aconsejan cambiar de objetivos si los anteriores parecen innecesarios, anticuados o pierden su atractivo
A lo largo de nuestra vida, a menudo nos sorprendemos pensando que ya no queremos lo que soñábamos hace diez, cinco o incluso dos años. A los 20 queremos tener una «carrera a toda costa», a los 30 queremos equilibrarnos, a los 40 queremos tranquilidad, a los 50 queremos hacer menos tonterías y vivir más. Y estos cambios no tienen que ver con ser indeciso o inestable, sino con tu desarrollo. Psychology Today explica exactamente cómo y por qué los objetivos de una persona se transforman a lo largo de su vida.
Por qué las cosas cambian con la edad
Los psicólogos dicen que queremos cosas distintas en momentos distintos de nuestra vida, no porque seamos «inestables», sino porque estamos creciendo, pasando por experiencias, cambiando interna y externamente. En tiempos de guerra, estos cambios no hacen sino acelerarse: las prioridades se comprimen, la atención se estrecha y el valor de las necesidades básicas se dispara.
A medida que envejecemos, el cerebro, las experiencias, las prioridades, las responsabilidades, el contexto e incluso las capacidades físicas se transforman. Lo que antes parecía «lo único correcto» acaba por dejar de encajar en la nueva etapa de la vida.
La cuestión es que nuestro «navegador» mental recalcula constantemente la ruta en función de las circunstancias. Y si ves una señal de «Vuelta en U» en algún sitio, no significa que hayas perdido el rumbo: puede que por fin estés yendo a donde tienes que ir.
20-30 años: objetivos que surgen del «quiero»
La adolescencia es un periodo de exploración, experimentación, errores y puntos de partida. En esta etapa, nos esforzamos por:
- demostrarnos a nosotros mismos y al mundo que podemos
- conseguir nuestras primeras victorias profesionales
- ganar «dinero de verdad»
- poner a prueba relaciones y amistades
- elegir quién ser y hacia dónde ir
Ésta es la era del maximalismo, las decisiones rápidas y los pasos arriesgados. Quieres progresar rápidamente y sentir que la vida ya está «aquí y ahora» trabajando para ti.
30-40 años: se pasa del «quiero» al «me importa».
A esta edad, las personas redefinen sus ambiciones: algunas se vuelven más realistas, otras más profundas y otras pierden relevancia y significado.
Cambios típicos:
- la estabilidad y la calidad de vida cobran importancia
- se presta más atención a la salud
- quieren menos caos y más previsibilidad
- las relaciones y el trabajo se convierten en una elección, no en un accidente
- se valora más la «vida normal sin agotamiento» que los «títulos guays».
Durante este periodo suele haber un deseo de bajar el ritmo, dejar de demostrar tu importancia a los demás y empezar a vivir la vida que te resulta cómoda.
40-50 años: los objetivos se convierten en significados
No es una crisis de la mediana edad, sino una reevaluación de la misma.
Lo que está pasando:
- la gente se da cuenta de que los recursos no son ilimitados
- existe el deseo de hacer algo significativo
- el estatus y la opinión de los demás pierden importancia
- aumenta la prioridad de la comodidad personal y la paz interior
En lugar de «conseguir» y correr constantemente hacia alguna parte, quieres «vivir» y sentir cada momento, y en lugar de planificar para dentro de 20 años, quieres tener el control aquí y ahora.
Después de los 50: sabiduría, objetivos maduros y libertad de elección
Un periodo en el que muchas personas se permiten por primera vez vivir por sí mismas y no «porque tienen que hacerlo». Es el momento en que queremos hacerlo:
- cuidar nuestra salud – física y mental
- tener tiempo para la familia, las aficiones y los amigos
- evitar situaciones y personas tóxicas
- sentirse estable y en control
- invierte en lo que de verdad importa
Esta es la edad en la que los deseos se vuelven honestos. Sin brillo para nadie, sin necesidad de demostrar nada a la sociedad, sin perseguir las expectativas de los demás.
Por qué necesitamos estos cambios
Nuestros objetivos en la vida no son piedras que no se pueden mover, sino herramientas para mejorar nuestro presente y nuestro futuro. Nos señalan hacia dónde tenemos que ir, en lugar de crearnos una jaula hermética.
Si un objetivo ha perdido relevancia para ti, o es inalcanzable en un momento determinado de tu vida, es señal de que necesitas replantearte tus prioridades.
Soñabas con tener tu propia casa, pero ahora la situación económica es tal que sólo tienes para un piso pequeño o querías desarrollar tu propio negocio, pero tienes que bajar un poco el ritmo debido al embarazo y el nacimiento de un hijo.
La psique funciona de forma muy sencilla: cuando crecemos, nos salimos de nuestros viejos deseos. Es tan natural como cambiar unos zapatos que se han quedado pequeños.
Cómo darse cuenta de que sus objetivos se han actualizado
He aquí algunas «balizas» que sugieren que has superado aspiraciones anteriores:
- lo que antes proporcionaba entusiasmo ya no evoca emoción
- quieres algo diferente, pero te da miedo admitirlo.
- te sientes agotado cuando te mueves de la misma manera de siempre.
- los nuevos deseos parecen menos ambiciosos pero honestos
- hay una resistencia interior a lo que antes era importante.
Si tienes esto – hola, estás creciendo.
No tengas miedo de cambiar de ruta
Los psicólogos aconsejan que cambies tus objetivos si los anteriores te parecen innecesarios, anticuados o pierden su atractivo. Los objetivos deben cambiar contigo, con tus experiencias, relaciones, salud y retos vitales.
La estrategia más saludable es preguntarse de vez en cuando:
- ¿Sigo necesitándolo?
- ¿Es mi objetivo o una imposición?
- ¿Qué es importante para mí ahora?
Puede que las respuestas te sorprendan, pero son las más acertadas. El desarrollo maduro no consiste en no cambiar nunca de plan. Se trata de permitirte avanzar en tu propia dirección y cambiar aquello con lo que ya no te sientes cómodo. Sé valiente, sé honesto, escucha tu intuición y lo que te dice la vida.
